lunes, 21 de noviembre de 2011

PAUSA MATÓ A EMELEC


El técnico Luis Zubeldía reconoció que su equipo se preocupó en conservar una ventaja ante un rival al que consideraba peligroso. Para algunos, ese resultado llegó demasiado tarde. Para otros, los optimistas, ganar el Clásico del Astillero le da un nuevo aire al cuadro torero que ahora se aferra a la posibilidad de lograr un cupo para la Copa Libertadores.
La lucha por un cupo para la Copa Libertadores es el único objetivo por el que luchan los toreros en la presente temporada y aunque han sumado una racha negativa de tres derrotas al hilo, la victoria lograda el pasado sábado fue un aliciente para renovar su confianza.
El Clásico del Astillero no generó entre los aficionados la expectativa que se esperaba. El estadio Monumental no se llenó, aunque tuvo una media considerable de aficionados. El trámite del partido tampoco tuvo la dosis de emoción de otros encuentros.
Luis Zubeldía resumió, al final del partido, lo que había sucedido. Preparó a su equipo para “aprovechar las oportunidades que tuvo y a mejorar el arte de defenderse”. Eso fue lo que hizo Barcelona durante gran parte: defenderse.
En esta oportunidad evitaron ser tomados por sorpresa en algún contragolpe, como sucedió en sus anteriores encuentros. La prioridad fue defender y tratar, cuando era posible, de proyectarse al ataque, pero con pocos elementos. Aprovechar bien las oportunidades y eso fue lo que sucedió.
Juan Ramón Carrasco mantuvo su esquema táctico sin variantes. No lo modifica de acuerdo con el rival, solo lo hace dependiendo de su localía. Quizá solo por eso haya dejado en la banca a Édison Méndez, jugador que venía de ser desequilibrante en la selección nacional ante Perú, aunque en esa ocasión también entró como suplente. Quizá por eso también siga apelando a que el uruguayo José María Franco lidere el ataque, apelando a su potencia física, aunque su calidad goleadora no aparece aún.
Barcelona en el primer tiempo tuvo momentos de buen juego y tomó la iniciativa, pero tras asentarse en el campo fueron los azules los que dominaron y los que propusieron un partido ofensivo. Pero en esos momentos Barcelona aprovechó la oportunidad de gol que se le presentó. Luego, planteó el partido de un modo defensivo que impidió a los eléctricos llegar con peligro sobre los predios de Máximo Banguera.
Pedro Quiñónez y Fernando Gaibor tomaron el control del mediocampo, mientras que Ángel Mena trataba de hacerse dueño de la banda derecha o izquierda, dependiendo de las circunstancias, para habilitar a un solitario Franco, de poca participación mientras estuvo en el campo de juego.
Luego del gol de Angulo, en el que tuvo gran responsabilidad el portero Wilmer Zumba, Carrasco debió variar su esquema, pero no hizo las variantes adecuadas y tampoco en el tiempo debido. Para la segunda etapa, el dominio del partido fue de los millonarios, pero el manejo fue de los toreros.
El último Clásico del Astillero de la temporada se cerró con una victoria para Barcelona, que le devuelve sus esperanzas de llegar a la Copa Libertadores de América.
Fuente: Diario Expreso

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