lunes, 28 de mayo de 2012

DON BERNA CONSAGRÓ VIDA A BARCELONA
Es miércoles y el entrenamiento del primer plantel de Barcelona termina en el estadio Monumental. Mientras los jugadores relajan los músculos en la cancha, el túnel que conduce al camerino principal luce casi desierto, si no fuera por un hombre de 63 años en silla de ruedas que está a la mitad de camino con una canasta plástica en las manos esperando a que bajen los futbolistas para recoger las prendas usadas.
A simple vista el sexagenario parece enojado y parco, pero el semblante cambia al saludarlo. Se trata de Bernabé Zambrano o Don Berna, como todos lo conocen en el equipo y quien bien podría ser uno de los personajes vivos más importantes del club, incluso, por encima de cualquier jugador extranjero o dirigente: el próximo 3 de julio cumplirá 50 años en el cargo de utilero de la institución amarilla.
La vida del empleado serviría perfectamente para el libreto de una película. En 1963, a la edad de 13 años, llegó a Barcelona con una caja de betún bajo el brazo a recoger los balones que los jugadores dejaban botados en la cancha después de cada entrenamiento. Berna desde los siete trabajó porque su familia era de escasos recursos y debía mantener a 8 hermanos; él era el mayor.
Su primer sueldo fue de 7 sucres semanales en el cargo de ayudante de utilería y su labor era lustrar los pupos de todo el equipo, doblar la ropa recién lavada y ordenar los instrumentos del entrenamiento del Reed Park, cancha que por más de 20 años usó el Ídolo para realizar sus prácticas a la falta de un estadio propio.
"Barcelona en ese tiempo llegaba con la ropa metida en sacos de papa y al yo vivir junto al Reed Park siempre me llamó la atención. Curiosamente nunca fui hincha del equipo sino hasta cuando estuve adentro y vi astros como Tiriza, Helinho y Helio Cruz", asegura. De esa época ya casi nada queda. Antes la plantilla entrenaba a las 09:00, por ello su hora de entrada era a las 07:00; ahora ese horario se adelantó una hora y llega a las 06:00.
Explicar qué ha significado Barcelona en todo este tiempo lo hace emocionar. Al hacerle la pregunta desvía la mirada, agacha la cabeza y las lágrimas empiezan a rodar. Pide disculpas porque dice que con el paso de los años se ha vuelto un "viejo sentimental" y recalca que la institución lo es todo para él. Con el club vivió la época de oro, campeonatos nacionales, vicecampeonatos de América y mucho más. Aquí conoció a la que fue su esposa y luego procreó 6 hijos.
Al ser uno los engranajes más importantes del equipo por casi medio siglo, Don Berna tiene anécdotas para escribir un libro. En 1997, en la época que Salvador Capitano dirigía al plantel, Barcelona viajó a Manabí para medir a Liga de Portoviejo y minutos antes de saltar a la cancha, 'Berna' se percató que había olvidado los guantes de los arqueros. "Fue terrible. Debí decirle al utilero del equipo rival que me preste unos y así pude solucionar el inconveniente. A los arqueros advertí que si los cambiaban se presten los guantes y así fue. El equipo ganó".
Pero la historia de los guantes fue un juego de niños comparado a otras situaciones que le tocó vivir. Hace muchos años, el Ídolo debía viajar a Argentina a las 10:00 por Copa Libertadores y la costurera que les confeccionaba los uniformes -en ese tiempo no existía Marathon- terminó de coser a las 03:00, por lo que los estampados de las camisetas estaban húmedos y 'Don Berna' optó por tender las prendas en el patio y olvidó llevarlas al viaje. "Significaba mi muerte", recuerda aún impresionado.
Solo, en Buenos Aires, el utilero del equipo no podía salir a conseguir más prendas porque se trataba de las camisetas que los futbolistas usaban para jugar; sin embargo en el hotel se dio cuenta que en la habitación de al lado estaba el difunto periodista deportivo Jacinto Landázuri, quien le comunicó que al día siguiente llegaba desde Ecuador su compañero Pablo Aníbal Vela 'El Rey de la Cantera'. "Él me salvó; minutos antes de empezar el partido llegó con las fundas y me las dio".
A más de anécdotas, en la institución también hay jugadores exigentes. Por ejemplo, en su momento -cuenta Berna- Carlos Alejandro Alfaro Moreno y Jimmy Montanero no permitían que su ropa de entrenamiento se mezcle en los tachos con la del resto de sus compañeros con el fin de evitar infecciones cutáneas o de cualquier tipo. "Hemos tenido casos en que debimos quemar equipos completos por enfermedades que han tenido los futbolistas".
Pese a todo lo vivido, la vitalidad del trabajador incansable tuvo un freno importante hace 8 años, cuando tuvo que pasar a una silla de ruedas, producto de las lesiones y hernias discales que le provocaron el cargar y descargar por muchos años los bultos de ropa del equipo. Hoy en día reconoce que abusó de su condición física, pero eso no fue impedimento para seguir trabajando, aunque confiesa que ya va siendo hora de parar.
En la última noche amarilla, Berna salió ovacionado por cuarta vez junto a todo el equipo, cuerpo técnico y dirigentes. Fue diferente. Sintió que la afición nunca antes había estallado en aplausos de esa manera al verlo. "Me sentí querido y creo que es la señal de que va siendo hora de retirarme", dice sollozando como un niño. Si se va Berna quiere dejar en claro que lo dejó todo. Que esa garra que vio en los tiempos dorados está ahí; que los hinchas, así como él, no deben dudar de lo que Barcelona ha significado y significará.
Fuente: Diario Expreso

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