jueves, 14 de junio de 2012

MINA EXPLOTO LA CALDERA


Narciso Mina salió de la práctica del día lunes directo a un centro comercial del norte de Guayaquil. Buscaba un local de estampados para imprimir en una camiseta amarilla una frase que había escuchado en la iglesia cristiana a la que asiste. “No soy yo, es la gracia de Dios en mí”. Esa fue la frase que el goleador , que ayer sumó 14 tantos, después de marcar el tanto que le dio el triunfo 1-0 anoche a Barcelona ante Emelec, en el clásico del Astillero.
Este resultado le permite a los canarios adueñarse del primer lugar de la primera etapa con 34 unidades. Pese a que el árbitro Omar Ponce le exhibió una tarjeta amarilla, Mina disfruto mostrar aquella frase frente a las cámaras de televisión. En la parte posterior de la camiseta, estaba impresa la frase “Yo solo me esfuerzo”. Él es cristiano evangélico desde hace más de cinco años.
Sus amigos Arlín Ayoví y Alberto Montaño fueron quienes lo acercaron a Dios. Desde ese momento, contó después del compromiso, “todo su esfuerzo es dedicado e inspirado por Jesucristo”. Por eso antes de entrar al campo de juego, rezó durante tres minutos. Contó que sintió una conexión con Díos en ese momento y el presentimiento de que iba a marcar un gol.
Su esposa Patricia Quiñónez no estuvo anoche en el estadio, pero vio el partido en su casa. Ella asegura que la fe de su esposo ha aumentado en los últimos meses. Eso le ha ayudado a esforzarse más durante los entrenamientos y, por ende, a mejorar su rendimiento en la cancha.
José Ayoví es uno de los compañeros más cercanos a Mina. Lo son desde que se conocieron y jugaron juntos en el Independiente José Terán. Fue precisamente el goleador esmeraldeño quien recomendó a la dirigencia de Barcelona para que lo contratarán e intentar conformar la temible dupla que disfrutó haciendo goles en el equipo del Valle.
Ayoví cuenta que Mina, en ocasiones, le pide permiso al grupo para compartir con ellos citas de la Biblia. “Disfruta leyendo el Nuevo Testamento. Nosotros lo escuchamos porque ese tipo de detalles fortalecen y unen más al grupo”, le dijo Ayoví a este Diario después del compromiso de anoche, antes de abandonar el estadio George Capwell.
Mina volvió a rezar después del partido. Cuando el réferi Ponce pitó el final del compromiso, levantó los brazos y la mirada al cielo y dijo en voz alta la misma frase que estampó en su camiseta. Minutos antes, el técnico Gustavo Costas lo había reemplazado por el atacante Jorge Ladines. Mientras en Barcelona el ambiente posterior al partido, fue emotivo y alegre, en Emelec hubo silencio.
El técnico Marcelo Fleitas salió de la cancha apenas terminó el partido. No esperó a los jugadores en el ingreso al camerino como suele hacerlo cuando su equipo gana. Su mirada, mientras caminaba, estaba fija en el piso. Es que su equipo tuvo iniciativa. Mantuvo el orden táctico, pero le faltó fortuna a la hora de definir.
Una jugada pudo cambiar la historia del partido. Ocurrió a los 89 minutos. El delantero argentino Luciano Figueroa ejecutó un potente remate de cabeza que impactó en el poste y estuvo a punto de impactar en la espalda del arquero Máximo Banguera.
La hinchada amarilla y los jugadores celebraron juntos el triunfo. Los jugadores y miembros del cuerpo técnico corrieron hasta la tribuna de la calle San Martín, se subieron a las mallas y entonaron los mismos cánticos que los aficionados toreros. Esos cánticos, según el capitán Jairo Campos, los ensayaron en el bus que los trasladó desde concentración en el estadio Monumental al Capwell.
Fuente: El Comercio
Resumen del clásico por ESPN

No hay comentarios.:

Publicar un comentario