domingo, 5 de enero de 2014

Excrack torero al borde de la muerte


Washington Muñoz (i), Félix Lasso, el brasileño Helio Cruz, su compatriota Moacir y Clímaco Cañarte, la brillante la línea ofensiva que le dio a Barcelona el título invicto de Guayaquil en 1965.

Moacir Claudino Pinto aparece en la web oficial del Flamengo, de Río de Janeiro, en el capítulo dedicado a los ‘Nombres Memorables’ del club, junto a los ilustres Zico, Zagallo, Junior, Bebeto y otros cracks.
En Ecuador, el periodista e historiador Alberto Sánchez Varas califica al exmediocampista brasileño, inmortal en Barcelona, como “uno de los futbolistas más inteligentes que pisó nuestras canchas”. En Perú, donde Moacir cerró su carrera en el Carlos A. Mannucci, de Trujillo, aseguran que cuando se unió a esa escuadra, en 1970, lo hizo “sin saber que dejaría una imborrable huella en el corazón carlista”.
Pero pese a tanta idolatría, en Guayaquil, la familia del campeón del mundo con Brasil en Suecia 1958 busca ayuda para solventar los gastos que genera la hospitalización del genial exfutbolista, internado en terapia intensiva tras sufrir un infarto. Ayer, Moacir, de 77 años, “salió del coma inducido, pero su estado es grave”, dijo su hijo Jordan, quien organiza hoy un bingo a las 14:00, en Florida norte (manzana 341, solar 11), para recaudar fondos.
Con 20 años, el 24 de noviembre de 1956, Moacir debutó en Flamengo, con un triunfo ante Bangú 3-1. Se inició así una historia que acabó con 47 goles anotados y que tuvo su punto más alto con la conquista del torneo Río-Sao Paulo de 1961. Formó una de las líneas de ataque más célebres de la historia rojinegra: Joel, Moacir, Evaristo, Dida y Zagallo. Excepto Evaristo, quien luego brilló en el Barcelona y Real Madrid, los restantes levantaron la Copa del Mundo de 1958.
En 1961, Moacir jugó en River Plate. “Era pequeño, tenía movilidad y muy buena técnica, sobre todo para pegarle al balón. Se recuerda (...) un legendario chanflazo desde un ángulo cerrado con el que doblegó al Tano Roma en el clásico (el 6 de agosto de 1961) en el Monumental y que culminó 2-2”, dice un sitio del conjunto de Buenos Aires. En 1962, Peñarol lo fichó y formó una ofensiva demoledora con Pedro Rocha, Moacir, José Sasía, Alberto Spencer y Juan Joya. Fueron finalistas de la Copa Libertadores, pero cayeron en un tercer juego con el Santos, de Pelé.
“No tenía mucho físico, pero sí inteligencia para desplazarse. Su capacidad de pase a distancia era asombrosa y con su remate formidable mostraba su gran técnica: Lo podía ejecutar con chanfle o de forma lineal. En Brasil, fue suplente de Didí y aprendió de ese maestro”, explica Sánchez Varas sobre Moacir.
En 1964, lo trajo Everest, pero en 1965 se marchó al equipo donde se consagró en Ecuador: Barcelona. Con los canarios Moacir fue campeón de Guayaquil en 1965 y 1967, y nacional en 1966. “Creo que sus dos mejores partidos fueron ante Emelec, en 1968, (una paliza torera 4-0, con doblete del brasileño) y en 1969, en una victoria 2-1 ante el First, de Viena, en un amistoso en el Modelo. Barcelona ganó con goles olímpicos de Moacir y Washington Muñoz a Villiam Schroiff, arquero checo en la final del Mundial 1962”, cuenta Sánchez Varas.
Tomado de: El Universo

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