martes, 31 de enero de 2012

BARCELONA DA DE COMER AL PUEBLO

A las seis de la mañana del pasado sábado, cuando los jugadores del Barcelona todavía dormían plácidamente en sus camitas, 15 kilómetros al norte de la ciudad, en la Florida Norte, Ariel Monroy arreglaba sus camisetas, banderas y gorros del equipo amarillo, para abordar un carro que lo lleve al estadio Monumental. Así comenzaba un día diferente para él que le significaría ganarse algunas monedas.

Su misión era una sola: conseguir un puesto lo más cerca del estadio para vender sus productos a los hinchas en la tradicional Noche Amarilla. Historias como las de Ariel hay muchas y forman parte del ambiente fuera del escenario deportivo. Son historias que pasan desapercibidas para muchos.

El comercio informal estuvo feliz porque el equipo canario volvió a jugar y más si a los dirigidos por el argentino Luis Zubeldía les va bien en esta temporada, porque ellos también serán ganadores con la venta de camisetas, gorros, llaveros, banderas y comidas y bebidas.

Las horas pasan y los vendedores llegan desde las 06:00 al Monumental, es el fenómeno Barcelona que ayuda a ganarse un dinero extra a los informales que se toman la avenida que lleva el nombre del ídolo. Las madrinas, como así les dicen a la mayoría de vendedoras de comida, bajan de los carros las grandes ollas con arroz, tallarín y guatita. Las cocinas industriales se apoderan del pavimento y ese rico olor cautiva a los fanáticos hambrientos.

Este es el fútbol que se juega sin pelota, aquí la idea es una sola: ganarse algo para   llegar aliviado económicamente el fin de mes. “Ya era hora amigazo de que comience el fútbol, esto nos ayuda para poder ganarnos algo. En el Monumental tenemos que trabajar dos veces al mes, no es más, solo cuando juega de local (Barcelona). Pero si el equipo está bien, a todos nos va excelente, ojalá que este año sea el del equipo para tener plata hasta diciembre”, expresa doña Norma, una ama de casa que llega con su cocina para vender desde almuerzos y meriendas a todos los que quieran calmar el hambre fuera del estadio.

Estar en las afueras del Monumental es realmente como si estuviéramos de shopping a menor precio, encontramos de todo, desde llaveros a un dólar hasta ropa para las mascotas y si desea “picar” algo hay un inmenso patio de comidas. La sazón es para todos los gustos. Si quiere comida de la Sierra encuentra el buen hornado y el llapingacho, pero también el famoso guatallarín.

Caminamos y encontramos los recuerdos, camisetas de Barcelona de diversos modelos... a ratos parece que no fuimos a trabajar, sino que pasear como en cualquier feria o mercado del país. Unos revendedores de entradas nos aterrizan que estamos en el Monumental.
“Vea familia, asegure a la pelada, cómprele una camiseta de Barcelona y le afirmo que ella lo amará más que antes. ¡Pilas brothers!, solo tiene que conseguir una funda de regalo y listo”, nos dice en tono sabroso un joven que vende camisetas, según él son diseños únicos... pero entre bromas afirma: “únicos... copiados de Internet”.

Le dijimos que el amorcito es emelecista, igual tiene respuesta: “la falla, mi pana... pero igual llévele, para que vea que usted vino al estadio y se acordó de ella”. Seguimos caminando y encontramos a los vendedores del servicio de televisión por cable, más allá estaban unas modelos que ofrecían carros cero kilómetros y lo increíble, hasta nos dieron información de cómo comprar un espacio en el cementerio. ¡Increíble!, había de todo y para todos.

Este es el mall de los barcelonistas, nos cansamos de caminar, pero a la orden está el ofrecimiento de la venta de agua: “Pilas periodistas, asegúrate con tu agua, aquí solo 25 centavos, adentro te cobran un dólar”, nos gritaba el vendedor, un estudiante de universidad que se gana algunos dólares los fines de semana para pagarse el bus.

Los comerciantes ambulanteS son los más contentos, porque hacen el “gol de la venta”. Dicen que si al equipo le va bien a ellos les va mejor. Barcelona es el equipo con mayor hinchada del país y también con más presencia de vendedores fuera del estadio Monumental.

Las horas han pasado y los comerciantes están en las aceras y explanadas del estadio. Aquí hay de todo, desde aquellos que expenden agua, colas, comida, banderas, hielo, hasta cervezas y gorras. Su misión es hacer el gol de la venta. Los mejores clientes son los que llegan fuera de la ciudad porque arriban desde temprano, para ellos ir al estadio es como darse un paseo en Guayaquil.

“Aquí lo mejor de todo es que los productos son baratos, un arrocito con tallarín desde un dólar, una agüita 25 centavos”, expresa Gabriel Abad, quien vino desde Manabí para ver jugar a Barcelona y le tocó hacer shopping fuera del estadio Monumental. Es el inicio del torneo 2012 y los vendedores esperan con ansias que Barcelona comience a jugar para comercializar sus productos al menos dos veces al mes, es decir siempre que el ídolo actúe de local.

El partido aún no comienza y hemos gastado 5 dólares en una camiseta, $ 2,00 en comida para dos personas, 50 centavos en dos botellas con aguas, además vamos cargados de afiches de publicidad que nos ofrecen desde televisión por cable hasta un lugar en un camposanto para descansar eternamente... es como si nos hubiéramos ido de compras al Monumental.

Fuente: Diario Extra

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