Ecuador se repone en la segunda parte y ofrece su mejor versión tras haber recibido cuatro goles en 24 minutos ante una Alemania de suplentes.
La Tri compareció ayer a su cita con Alemania con puntualidad ecuatoriana: llegó una hora tarde. Tiró los 45 primeros minutos y el equipo sólido que acumuló elogios en los últimos tiempos, no apareció hasta pasados los 15 minutos del descanso, cuando ya perdía 1-4 y solo estaba en juego su honra.
Quería jugar en la liga de los grandes y se dio de bruces con la realidad: aún le queda camino por recorrer para plantarles. A los suplentes de Alemania les bastó 25 minutos para desfigurarla. Al final fue un 2-4. Ecuador, que no perdía desde junio de 2012, vio cómo la fiesta del vestuario, publicitada por sus jugadores en Internet, se transformaba en pesadilla en el césped.
Solo 15 segundos tardó Alemania en adelantarse. Un error de Achilier, que arriesgó al recortar ante Podolski, terminó con el delantero robándole la cartera y batiendo a Banguera. Sin tiempo para reponerse, otro desorden defensivo le sirvió en bandeja el 0-2 a los de Joachim Löw. La zaga dejó un tremendo agujero en el centro, por donde Bender recibió a placer para superar a Banguera en un nuevo mano a mano.
El equipo alemán tiene poco que ver hoy con los que ganaron tres Mundiales y tres Eurocopas. De la mano de Jürgen Klinsmann y Löw se puso en marcha un proceso de renovación que ha dado como resultado un fútbol más técnico. Ayer, ni siquiera necesitó a sus titulares para fulminar a Ecuador.
Dos goles rápidos fueron un lastre insuperable para la Tri, que se dejó invadir por los nervios en los minutos siguientes, azorada como quedó por el vertiginoso rodillo germano. Pasado el susto inicial, el equipo de Rueda intentó recuperar el temple, tratando de sacar el balón jugado. Fue un espejismo. Una gran jugada colectiva de los alemanes fue culminada de nuevo por Podolski, que remató solo en el área para hacer el 0-3 en el minuto 17.
Ahí pareció claudicar Ecuador. El miedo a sufrir una humillación pareció apoderarse de la Tri, que dejó incluso de presionar. Lo certificó Bender, al que Erazo dio todo el tiempo del mundo para que armara el disparo lejano que supuso el 0-4. Banguera pudo hacer más por evitarlo.
No había señales del equipo que marcha segundo en las eliminatorias mundialistas sudamericanas, el que recientemente asaltó el Top Ten del ranking FIFA. Los disparos lejanos y las arrancadas individuales aparecían como único argumento ante un rival que en la comodidad de la goleada relajó la presión.
Para colmo, Felipao se lesionó. Le sustituyó Ibarra y Valencia centró su posición. Fue un acierto de Rueda. El extremo del Manchester no tardó en poner a prueba a Adler con un buen disparo. Y en pleno arreón ecuatoriano al final de la primera parte, cazó un balón suelto tras un rechace para fusilar por bajo al meta alemán.
gran reacción. El gol fue el aviso de que al fin llegaba Ecuador. La Tri volvió del descanso con otro ánimo, presionando arriba, dominando en busca de la redención. Benítez y Valencia fueron los primeros en probar a Adler, sin suerte.
Noboa y Castillo empezaron a entrar en contacto con el balón y el equipo recuperó su identidad. En toda una exhibición de dignidad, Ecuador jugó unos minutos excepcionales en los que encerró en su área a la selección alemana. Montero, por dos veces, e Ibarra rozaron el gol, pero Adler respondió bien. Rojas perdonó después con el meta vencido.
Más allá de un par de contras, no hubo noticias en la segunda parte del pánzer alemán. No dejó de intentarlo la Tri, que dominó hasta el final y encontró el premio en un golazo de Ayoví, un libre directo que se coló entre la barrera. Una hora tarde, Ecuador compareció al fin y puso todo de su parte para intentar demostrar que su desastroso arranque, tal vez, solo fue un inoportuno accidente.
FUENTE: Diario Expreso
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