lunes, 21 de noviembre de 2011

HINCHA MUERE TRAS CLÁSICO


Los amigos, compañeros y familiares de Y. G. D. Q., de 17 años, aún recuerdan los gritos de alegría cuando el joven festejaba el triunfo de su equipo favorito, Barcelona, contra el Emelec, en el último clásico del año 2011. Cuando llegó el segundo gol de Damián Díaz, la algarabía fue interminable, pero esa felicidad no le duró mucho al hincha del ídolo, porque minutos más tarde fue asesinado a balazos en Manta.
Las bromas iban y venían entre sus panas, sin sospechar que sus minutos de vida estaban contados. Lo que fue un escenario de diversión y alegría de hinchas de ambos equipos, canarios y eléctricos, se convirtió en un lugar lleno de violencia, dolor, sangre y muerte.
Mientras los fanáticos observaban la pantalla del televisor, dos sujetos en una motocicleta daban vueltas por la calle 118 y avenida 104 del callejón Jaime Chávez Gutiérrez, parroquia Los Esteros, de Manta, sin levantar la menor sospecha.
Llegó la hora fatal
Una vez que terminó el Clásico, los fanáticos comentaban los movimientos de sus jugadores preferidos, unos con pena y otros con alegría festejaban este inolvidable cotejo deportivo. Los canarios sacaban pecho de que su equipo esta vez se hizo respetar de local, mientras que los azules no tenían más que aceptar la derrota.
Y. G. D. salió de la vivienda de uno de sus amigos donde observó el encuentro y se sentó en la motocicleta de otro pana que estaba estacionada en la vereda. No pasaron ni quince minutos (18:45) cuando los dos sujetos que rondaban el sector en la moto llegaron para cumplir su encargo. Uno de ellos sacó un arma de fuego y le descargó varios tiros al muchacho, el adolescente cayó fulminado al suelo, su cuerpo presentaba 10 impactos de bala y su vida se extinguía lentamente.
La desesperación de los deudos por salvarle la vida era evidente y enseguida lo trasladaron hasta el hospital Rafael Rodríguez Zambrano, donde los médicos de turno solo comprobaron su muerte.
Buscan al dueño de la moto
Los deudos y amigos del baleado dijeron que “los asesinos se equivocaron de víctima, ya que a quien se la tenían jurada era al dueño de la motocicleta”. Otra de las versiones que la Policía y Fiscalía investiga es que el crimen fue cometido por una venganza, pero esto es materia de indagaciones todavía.
El muchacho laboraba con su madre vendiendo batidos y sánduches por la noche en el mismo sector donde fue asesinado, Los Esteros. Sus amigos recuerdan al difunto como un aficionado a las motos, era el primero de dos hermanos, sus panas lo llamaban de cariño “Chino”.
Fuente: Diario Extra

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