lunes, 26 de diciembre de 2011

LOS CAÑARTE,SÍMBOLOS DE BARCELONA
 

La alegría y la nostalgia se mezclan cuando los hermanos Cañarte, Simón y Clímaco, recorren el tradicional barrio del Astillero, cuna de Barcelona, elenco del que ambos fueron figuras. Mientras caminan por las cercanías de las calles Venezuela y 5 de Junio, las personas los reconocen y saludan. Simón, el mayor, de carácter extrovertido, hace bromas con la gente, mientras que el menor ríe al escuchar las ocurrencias de su hermano.
Imagen: Clímaco Cañarte (i) y Simón Cañarte, ex delanteros del ídolo, estrechan sus manos en el varadero Barcelona, sitio tradicional del barrio del Astillero.
El sitio destinado para el encuentro entre ambos ex delanteros canarios es el varadero llamado Barcelona, el mismo que fue construido hace 47 años, según su dueño Héctor Huayamabe. En el sitio aún se reparan y construyen barcos. Las dos glorias toreras avanzan con rapidez cuando ven el lugar. No es necesaria una invitación pues el sector les resulta muy familiar.
Ellos observan detenidamente una embarcación que está siendo refaccionada, en tanto que un grupo de trabajadores dialogan mientras ven a ambos elementos que en la década de los 50 fueron fortaleciendo la idolatría del cuadro amarillo. Clímaco, quien jugó 14 años con la divisa amarilla, retrocede en el tiempo y recuerda los gratos momentos vividos vistiendo la casaquilla del ídolo, siempre relacionados con el tradicional barrio guayaquileño.
“Fue una juventud lindísima la que tuve porque estuve en Barcelona desde los 16 años, era un adolescente y ya me codeaba con grandes jugadores”, menciona el exatacante, quien formó dupla ofensiva con su hermano. “No me gusta hablar mucho de mí, pero dicen que era un jugador hábil y rápido, mientras que mi hermano era más fuerte que yo, era goleador, buen chuteador, fue un orgullo haber jugado junto a él”.
Esas palabras son tomadas con alegría por Simón, quien no deja de mencionar la idolatría de Barcelona en el Puerto Principal. “Barcelona sin duda es Guayaquil, si me excedo el 70, 80, por no decir el 90 por ciento de la multitud de la provincia del Guayas es amarilla”. Es imposible recordar las vivencias relacionadas al cuadro amarillo, sin evocar su infancia y su conexión con el barrio del Astillero. “Nosotros también somos del Astillero, porque la primera vivienda que yo me acuerdo que vivíamos estaba ubicada en Chimborazo y Francisco de Marcos”.
Esto, mientras Simón saca de su portafolio fotos de la época cuando ambos jugaban en el ídolo. “¡Vea ingeniero esta foto que encontré!”, le dice a Clímaco, en una acción en la que este último estaba rematando un esférico. El menor de los Cañarte observa la gráfica y se sorprende por el recuerdo que atesora su hermano del año 1955, en que los toreros lograron un título provincial.
El sector por donde transitan los Cañarte se presta para seguir recordando y llegan hasta Eloy Alfaro y Letamendi, justo en la esquina donde existen dos placas conmemorativas por la fundación del equipo amarillo. Revisan y señalan detenidamente los nombres de los dirigentes que crearon este club, que es el más popular del país. Con el tiempo, ese sitio se convirtió en uno de los favoritos por los hinchas para conversar del elenco canario.
Simón recalca la popularidad que tenían en aquella época por su condición de ídolos. “Había que cerrar puertas y ventanas en la casa, la gente se trepaba y decía Simón... Clímaco, especialmente luego de ganarle los clásicos a Emelec”, señaló el primer goleador en la historia de los torneos nacionales, con cuatro anotaciones.
Clímaco evoca cómo se vivían estos duelos en el estadio Capwell ante los azules. “Esos partidos eran con todo, también en las tribunas se vivía un gran ambiente, pero con respeto”. Las tertulias luego de los encuentros eran “interminables” cuenta Cañarte. “Nos reuníamos en un restaurante que quedaba en Aguirre y Quito, donde comíamos y nunca hacían falta las cervecitas”, comenta entre risas el exjugador, quien recuerda que antes se entrenaba “dos veces a la semana. Llegábamos en bus, bicicleta o a pie, pocos teníamos carro en ese entonces”.
Posteriormente, los festejos tras las victorias, al igual que las sesiones solemnes del club, se realizaban en la antigua sede de Maldonado y Coronel. El recorrido y las remembranzas de los Cañarte por el tradicional barrio del Astillero refuerza lo dicho por ellos: Barcelona es Guayaquil.
Fuente: Diario Expreso

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