viernes, 15 de junio de 2012

ASÍ VENCIO COSTAS A EMELEC
Jairo Campos, Frickson Erazo y José Luis Perlaza formando línea de tres. Pablo Saucedo por la derecha y Roosevelt Oyola en la banda zurda. Contra cinco defensas de Barcelona tuvo que luchar el argentino Luciano Figueroa para intentar vulnerar el marco de Máximo Banguera.
Pese a que el técnico Gustavo Costas anticipó el pasado martes en conferencia de prensa que a Emelec había que "taparle las salidas por las bandas", Marcelo Fleitas no encontró la fórmula para vulnerar el sistema táctico del narizón, quien sumó su octavo partido invicto con el Ídolo y tras la victoria ante el bombillo colocó a Barcelona como puntero.
El entrenador torero puso énfasis durante la semana en la marca a Énner Valencia, encargado de desnivelar por los costados. Oyola tuvo la misión de cubrirlo y lo hizo doblegando esfuerzos cuando por velocidad era superado. Si la vehemencia no era suficiente tenía el relevo de Campos, quien fue una de las figuras de Barcelona, pues impuso orden en la zaga.
Por la derecha, Erazo fue colocado para ejercer, además, marca personal a Figueroa, visiblemente afectado en su hombro derecho por una lesión que lo tuvo en duda para el Clásico del Astillero. El único balón claro que le llegó al ariete azul fue a los 89 minutos. El cabezazo del argentino se estrelló en el arco del golero canario.
Saucedo, pegado a la banda derecha, cumplió. Era el primero que cortaba las arremetidas de Marcos Mondaini. Lo ayudaba Perlaza, quien estuvo listo para tapar cualquier error de sus compañeros de zaga. El juvenil Carlos Gruezo, junto al experimentado Luis Caicedo, impidieron que Efrén Mera cumpla su función de abastecedor para los delanteros millonarios.
De ese sistema solidario y de marca asfixiante partía la generación de fútbol de los toreros en el estadio Capwell, cuando Damián Díaz tomaba el esférico. El Kitu tenía libertad para desplazarse por todos los sectores del medio campo. Retenía la pelota y avanzaba de forma frontal hacia el arco, siempre cerca de José Ayoví, quien fue desequilibrante. Por velocidad superó en la primera parte a Mariano Mina y en la complementaria a Óscar Bagüí.
Sus desbordes generaban acciones de riesgo con las habilitaciones hacia Narciso Mina. En la primera de ellas casi se produce el primer gol canario antes de los dos minutos, tras un cabezazo del artillero torero. Precisamente de cabeza llegó el tanto del triunfo para Barcelona. Fue una jugada preparada. Narciso Mina, atrás del área chica de Dreer, cedió espacios para que Perlaza y Campos arrastren marca. Figueroa, Mariano Mina y Gabriel Achilier saltan con los dos defensores toreros en labores de ataque y dejan libre al goleador, quien definió solo, sin presión de los zagueros eléctricos. Óscar Bagüí, el llamado a tomarlo, tampoco lo hizo y en su lugar realizó un vano intento al lanzarse en carretilla, pero el balón ya estaba en la red.
Luego del gol, la orden de Costas fue asegurar el balón y para eso el indicado fue Díaz. El argentino le puso la pausa al tránsito de la pelota. Las jugadas con bola quieta eran una de las alternativas de Emelec, pero Banguera y su zaga estuvieron seguros. Cuando con fútbol no se podía, lo hacían con vehemencia. Aplicaron las palabras del narizón: "los Clásicos no se juegan, se ganan".
Fuente: Diario Expreso

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